La llave para salir adelante esta vez,

requirió de ayuda externa. Aunque el secreto estaba dentro de mí, no me conocía profundamente. Verdaderamente yo era una desconocida para mí misma. Ese yo seguro y con ganas de ir adelante no era sino una parte pequeña de mí. Así que le vi la cara a mis temores, mis negaciones, mis sentimientos reprimidos, el origen de mis iras pasajeras pero destructoras, y también encontré la llave mágica de la aceptación. La puerta se abrió nuevamente a la alegría de vivir y el agradecimiento. Mis hijas se acercaron afectivamente, mientras que las personas tóxicas se alejaron y yo me sentí renacer.